"No se trata de reformar la propiedad privada, sino de abolirla; no se trata de paliar los antagonismos de clase, sino de abolir las clases; no se trata de mejorar la sociedad existente, sino de establecer una nueva."
Carlos Marx, Mensaje a la Liga de los Comunistas, 1850.
Por muchos motivos el siglo XX ha sido, seguramente, el más movido, prolífico y controversial de la historia. Marcó de forma indeleble el curso general de los acontecimientos de la humanidad con una fuerza imperecedera: para bien o para mal nos hizo asistir al surgimiento de incontables procesos nuevos, tales como la revolución científico-técnica imparable aplicada al mejoramiento de la vida cotidiana, las primeras experiencias socialistas, la universalización de la economía y la cultura (hoy día bautizada como "globalización"), guerras con aplicación de las fuerzas más destructivas que se pudieran concebir, inicio de la conquista espacial, inicio de la liberación femenina, aparición del síndrome de inmunodeficiencia adquirida, sociedades masificadas y apoyadas con fuerza creciente en los medios de comunicación, poderes hegemónicos de escala planetaria. Todo esto fue nuevo en la historia, y el siglo pasado es su punto de arranque, punto de inflexión del que probablemente no se retrocederá más. Cada uno de estos distintos aspectos representa, en sí y por sí mismo, un mundo aparte; cada uno ha corrido suertes diversas, con perspectivas futuras muy disímiles entre sí. De entre todos ellos nos interesa ahora particularizar lo correspondiente al discurso contestatario que trajo el socialismo y la suerte que el mismo tuvo durante todo el siglo.
Al hablar de la historia del socialismo, es decir: la esperanza genuina en un nuevo mundo de justicia, nos referimos no tanto a su génesis y primeros tanteos en el siglo XIX como cosmovisión sino a lo que, ya en tanto propuesta madura, significó en las expectativas que fue abriendo. Sin dudas -nadie podría negar esto- movió a lo mejor de la humanidad, en todo sentido: a aquellos más nobles, abnegados y honestos que vieron en su aparición como teoría y en la primera revolución -la rusa de 1917- el inicio de un paraíso posible, el fin de las injusticias, la puerta de entrada a "la patria de la humanidad". Movió, igualmente, lo mejor que cada uno de los seres humanos podemos tener: el espíritu de solidaridad, la fraternidad, la generosidad auténtica y desinteresada.
Muchas cosas han marcado el siglo XX, por supuesto; pero el inicio de las experiencias socialistas está entre aquellas que más reacciones produjo, tanto de aceptación como de rechazo. Lo que allí estaba en juego era mucho más grande que lo que podía abrir cualquier descubrimiento científico o tendencia artística. La profundidad de la transformación anhelada produjo pasiones igualmente intensas. Nadie pudo quedar impasible ante la magnitud de su propuesta.
En cierta forma podría decirse que todo el siglo se vio atravesado por este fenómeno: las primeras luchas sindicales con vistas a socializar la propiedad, el triunfo de las primeras revoluciones socialistas, la reacción del mundo capitalista ante su aparición, la construcción que se empezaron a dar los países que comenzaron a transitar esos caminos, la guerra fría entre los bloques antagónicos que fueron delineándose y el posterior triunfo del capitalismo sobre su modelo opositor hacia fines del siglo, nada de esto dejó de conmover hondamente a cualquier habitante del planeta. Durante los largos años que duró esta pugna entre bloques, entre cosmovisiones, las ideas generadas por el socialismo empezaron a ser moneda corriente en la cultura popular. Nadie se asombraba por hablar de "explotación", y tampoco eran crípticos términos de cenáculo para iniciados la "lucha de clases", el "reparto de la riqueza", la "toma del poder", el "imperialismo".
Hoy día, inicios del siglo XXI, habiendo corrido mucho agua bajo el puente y caídas esas primeras esperanzas, sin modelos alternativos a la vista que sirvan de contrapeso a la hegemonía agobiante del neoliberalismo y de la unipolaridad militar de los Estados Unidos, todo aquel discurso de apenas unas décadas atrás parece haberse esfumado. Pero, en sustancia, nada de lo que esas palabras significaban ha cambiado: sigue la lucha de clases, continúa el desigual reparto de la riqueza, el poder continúa en poquísimas manos, el imperialismo se ha acrecentado.
¿Por qué salieron de escena todos estos términos? ¿Acaso "pasaron de moda"? En realidad cambió la agenda política, cambiaron los escenarios, pero no hubo cambios reales en las estructuras. Aunque sea casi una mala palabra y nadie la use hoy, ¿no hay más imperialismo? La historia la escriben los que ganan, por lo que en la actualidad, habiéndose impuesto el mercado como deidad absoluta, todo lo que vaya en su contra es blasfemo. De ahí que no se nombre todo lo anterior, sean anatemas. Hablar de lucha de clases o imperialismo es hoy anacrónico...
¡Pero no tanto!
Es cierto que la historia la escriben los ganadores, ¡pero hay otra historia! Aunque la fuerza arrolladora con que se presenta el triunfo del gran capital pueda tenernos abrumados -manejo mediático mediante-, las realidades que están tras esos términos, hoy "blasfemos", no han desaparecido. Seguramente por la misma imposición que esa victoria del gran capital trajo, le hemos tomado miedo a ese discurso contestatario y nos atemoriza ser visto como nostálgicos de tiempos idos. Plegarse a los poderes dominantes, por supuesto, es más fácil que ir en su contra. El aturdimiento que produjo la caída del Muro de Berlín, vendido luego en pedacitos como souvenir turístico, aún nos tiene desconcertados y pareciera que nos hizo ir olvidando la sana irreverencia y la cuota de rebeldía que alentó pasadas luchas décadas atrás. Pero eso no está muerto.
El mundo post Guerra Fría dio como resultado fenómenos bastante patéticos: por un lado, cuotas de explotación inmisericordes que recuerdan el capitalismo decimonónico, sin leyes sociales de protección a los trabajadores ni regulaciones estatales. La precarización laboral de estos últimos años (léase: la explotación más descarnada) volvió a mostrar la verdadera cara del sistema económico-social en que nos movemos. Junto a ello, como otra de las consecuencias de esa caída (que fue la caída no sólo de un muro sino de las esperanzas que allí se jugaban) se nos presenta el intento de vaciamiento del discurso y la práctica transformadora, revolucionaria. La protesta se aguó, se degradó, y el sistema -sabiamente- pudo ir criminalizándola. Sin temor a equivocarnos podríamos decir que el discurso dominante nos hizo pasar de la lucha de clases a la criminalización de las relaciones sociales como motor de la historia. De Marx (abolición de la propiedad privada de los medios de producción y de la sociedad de clases basada en ella) fuimos pasando a Marc’s (métodos alternativos de resolución de conflictos).
Menudo cambio, sin dudas. Las luchas de clases salieron de escena. Pero entiéndase bien: dejaron de ser tema de debate, objeto de discusión académica, referente en el discurso político...., aunque ahí siguen estando. La "preocupación" que nos fue creando el omnímodo discurso dominante puso otros temas como "principales". Además de la apología del dios-mercado, se entronizó la democracia representativa como modo superior de gobierno, y los problemas sociales quedaron resumidos en dos cosas: la mala práctica de gobierno (la "culpa" la tienen los políticos) o el crimen desbocado, que en estos últimos años pareciera haberse ido transformando en un nuevo demonio omniabarcativo.
En otros términos: de la lucha de clases a la delincuencia como factor de explosividad de las sociedades. La cotidianeidad de estos últimos tiempos, cada vez más plagada de hechos corruptos (hoy día ya no es noticia que "caiga" algún funcionario por algún hecho de corrupción) y delincuencia de todos los calibres (ciudades cada vez más inseguras, narcoactividad, pandillas juveniles y un largo etcétera), no deja ver la explotación económica, la lucha de clases, el fenomenal descontento que anida en todas las sociedades. En definitiva: la injustica más rampante, que se nos ha hecho ya "natural", dejó de ser el tema principal. Para tapar eso, para maquillarlo convenientemente el sistema ha ido encontrando formas cada vez más sutiles y efectivas de control: fundamentalismos religiosos de toda laya, masificación global y saturante del show deportivo, fundamentalmente de fútbol (se habló de hacer el Campeonato Mundial cada dos años incluso), bombardeo inmisericorde de los medios de comunicación aliados al sistema (guerra de cuarta generación le llaman a eso los estrategas del Pentágono). Es decir: el descontento social producto de la explotación, de las injusticias de base que siguen existiendo, se fue manejando, controlando, moldeando. Y así se puso como tema principal de cualquier discusión cotidiana la violencia callejera...., o el fútbol. Pero las luchas de clases, aunque "pasadas de moda", ahí siguen estando.
Con la llegada del socialismo del siglo XXI en la República Bolivariana de Venezuela hace algunos años se desempolvaron viejos conceptos que parecían ya olvidados, patrimonio de "dinosaurios como los cubanos". El ideario sepultado bajo los escombros del Muro de Berlín tímidamente volvió a salir a luz. Quizá esperamos mucho -justificadamente sin dudas- de ese proceso en el país caribeño. Hoy día no sabemos bien para dónde se dirigirá la experiencia venezolana, si mira realmente hacia un horizonte socialista (del siglo que sea) o si la "conciliación de clases" termina imponiéndose. Lo que sí, sin dudas, levantó esperanzas que habían quedado adormecidas estos años; el "socialismo" dejó de ser mala palabra. Y cuando nadie se lo esperaba (al menos desde el mundo occidental) allí golpea a la puerta de la historia el renacer de los pueblos árabes con este huracán de protestas que se está sucediendo. Tomando palabras de José Steinsleger al referirse a los sucesos de Egipto, válidas para todo el proceso que se da hoy en buena parte del mundo árabe: "¿Hay [allí] una situación prerrevolucionaria? Los anarquistas se oponen a la solución autoritaria; los socialistas celebran el aliento democrático de la sublevación; los comunistas piensan en si las condiciones están dadas; los trotskistas agitan el programa; los nacionalistas evocan la dignidad de otras épocas; los liberales y conservadores revisan las páginas de "El gatopardo", y los religiosos sueñan con el renacer del Islam". ¿De qué se trata en realidad todo este volcán? Las lecturas pueden ser múltiples, antitéticas incluso, y todavía no puede vaticinarse para dónde se disparará el proceso. Pero definitivamente algo se mueve. Se mueve.... ¡y mucho! Todo lo cual evidencia que los problemas del mundo, los problemas básicos que produce este disparate civilizatorio en el que vivimos donde importa más una máquina que una vida humana, todo eso tiene como fundamento aquello que el viejo Marx denunciaba con vehemencia 150 años atrás.
En realidad no se trata de "vaticinar" qué pasará con esta ola de protestas que ponen en marcha los pueblos árabes; se trata de apoyarlas como momento importante, privilegiado quizá, en la historia. Apoyar, y si se ve que ello es un paso para la transformación social hacia mayores cuotas de justicia, tomarlo como propio, aunque no se pertenezca concretamente al mundo árabe. En todo caso, esa puede ser una batalla más de una lucha mucho más general, más universal, no sólo de los árabes por supuesto. En ese caso: todos somos árabes, todos estamos en la Plaza Tahrir de El Cairo, todos nos hacemos parte de ese volcán que ha despertado.
Pero además vale la pena tomar esta marea que se inició en el mundo árabe como un recordatorio que, más allá del fenomenal manejo mediático distractor que nos confronta con otros problemas, importantes sin dudas, pero menores en definitiva (la delincuencia cotidiana, las cuotas de corrupción, el "mal gobierno"), las luchas de clases no han muerto.
INGLES:
This is not reform the private property, but to abolish it, it is not overcome class antagonisms but the abolition of classes, not about improving the existing society, but to establish a new one."
Karl Marx, Message to the League of Communists, 1850.
In many ways the twentieth century has certainly been the busiest, prolific and controversial history. Indelibly marked the general course of human events with an everlasting strength: for better or for worse we did attend the emergence of countless new processes, such as scientific and technological revolution unstoppable applied to the improvement of everyday life, first socialist experiments, the globalization of the economy and culture (now dubbed the "globalization"), wars with the application of the most destructive forces that could conceive, the beginning of the conquest of space, the beginning of the liberation of women, development of the syndrome acquired immunodeficiency overcrowded societies and supported by growing strength in the media, hegemonic powers worldwide. All this was new in history, and the last century is the starting point, turning point probably not recede more. Each of these aspects represents, in and of itself, a world apart, each has run lots different, very different future prospects together. Among all interests us now particularize for the speech protester who brought socialism and luck that it had throughout the century.
When discussing the history of socialism, ie genuine hope in a new world of justice, we mean not so much to its genesis and early nineteenth-century scores and worldview, but to what, and in both mature proposal, meant in expectations that was opening. No doubt, no one could deny this, moved to the best of humanity, in every sense: those most noble, selfless and honest who saw his appearance as a theory and the first Russian revolution, 1917 - the beginning of a paradise possible, to injustice, the gateway to "the homeland of mankind." Moved, also, the best that each human can have: the spirit of solidarity, brotherhood, generosity, genuine and selfless.
Many things have marked the twentieth century, of course, but the beginning of the socialist experiments are among those most reactions occurred both acceptance and rejection. What was at stake there was a lot bigger than I could open any scientific discovery or artistic trend. The depth of the desired transformation was equally intense passions. Nobody could remain indifferent to the magnitude of his proposal.
In a way one could say that the century was crossed by this phenomenon: the first union struggles in order to socialize the property, the triumph of the first socialist revolution, the capitalist world's reaction to his appearance, the building began to to countries that started to travel those roads, the cold war between antagonistic blocs that were delineated and the subsequent triumph of capitalism over its opponent model by the end of the century, none of this stopped deeply move to any person on the planet. During the long years this struggle between blocks, between world views, the ideas generated by socialism began to be commonplace in popular culture. No one was surprised by talk of "exploitation", nor were cryptic terms of Upper Room to start the "class struggle", the "distribution of wealth", the "seizure of power," "imperialism."
Today, the beginning of the XXI century, having raced much water under the bridge and drop those first hope, no alternative models to the eye that serve to counterbalance the overwhelming hegemony of neoliberalism and of unipolarity the United States military, all that speech of just a few decades ago seems to have vanished. But, in substance, nothing of what these words mean has changed is the class struggle continues the unequal distribution of wealth, power remains in very few hands, imperialism has grown.
Why left the scene all these terms? Does "out of fashion? In fact changed the political agenda, they changed the scenery, but no real changes in the structures. Although it is almost a dirty word and no one can use today, no more imperialism? History is written by the victors, so now, having imposed the market as absolute deity, everything that goes against them is blasphemous. Hence, not named above, are anathema. Talking about class struggle or anachronistic imperialism is today ... But not so!
It is true that history is written by the winners, but there is another story! Although the overwhelming force that shows the triumph of high capital-management can have us overwhelmed by media, "the realities behind these terms are today" blasphemous "have not disappeared. Surely by the same taxation of big business that brought victory, we have taken this discourse oppositional fear and we fear being seen as nostalgic for a bygone era. Bow to the powers that be, of course, is easier to go against him. The numbness that caused the fall of the Berlin Wall, then sold bits as tourist souvenirs, still has us baffled and did we seem to be forgetting the healthy irreverence and rebellion that encouraged share struggles past decades. But that is not dead.
The post-Cold War world has resulted in quite pathetic phenomena: first, shares of ruthless exploitation that recall nineteenth-century capitalism without social laws to protect workers or state regulations. The precarious labor in recent years (read: exploitation starker) again showed the true face of economic and social system in which we operate. Along with this, as another consequence of this collapse (which was the collapse of a wall not only hopes but there were played) is presented an attempt to empty the discourse and practice of change, revolutionary. The protest was spoiled, deteriorated, and the system-wise, could be criminalizing. Could safely be said that the dominant discourse made us move from class struggle to the criminalization of social relations as an engine of history. Marx (abolition of private ownership of the means of production and class society based on it) we were going to Marc's (alternative dispute resolution).
Change often, no doubt. The class struggle left the scene. But let it be understood: they stopped being a subject of debate, the subject of scholarly debate concerning the political discourse ...., but still there. The "concern" that we were creating the dominant discourse began embracing topics such as "major." In addition to the advocacy of god-market, representative democracy was enthroned as a superior mode of government, and social problems were summarized in two things: poor governance practices (the "fault" of the politicians) or runaway crime, that in recent years seems to have been transformed into a new all embracing evil.
In other words, the class struggle as a crime explosion factor of societies. The daily life of recent times, increasingly plagued by corrupt acts (today is no longer news that "drop" any officer for any act of corruption) and crime of all sizes (cities increasingly insecure, drug trafficking, youth gangs and so on), it reveals the economic exploitation, class struggle, the great discontent that breeds in all societies. In short: the most flagrant injustice, we have been made and "natural", no longer the main theme. To cover this, to make up the system conveniently has been finding increasingly more subtle and effective control: religious fundamentalism of all kinds, global mass and saturated the sports show, mainly football (there was talk of making the World Championships every two years even), merciless bombardment of the media partners to the system (fourth generation warfare call that Pentagon strategists). Ie the social unrest of the farm product, the basic injustices still exist, was driving, controlling, shaping. And that was the main theme of any discussion ...., daily street violence or football. But the class struggle, but "outdated" are still there.
With the advent of socialism in the XXI century in the Bolivarian Republic of Venezuela for several years, dusted off old concepts that seemed long forgotten heritage of dinosaurs as the Cubans. " The ideals buried under the rubble of the Berlin Wall came timidly to come to light. Perhaps justifiably expect a lot no doubt, of this process in Haiti. Today we do not know where it will go well for the Venezuelan experience, if you really look into a socialist horizon (of the century that is) or whether the "settlement class" ends imposed. So yes, without doubt, raised hopes that had been dormant over the years, the "socialism" is no longer a dirty word. And when nobody expected it (at least from the Western world) there knocking at the door of history, the revival of the Arab peoples with this storm of protests that are happening. Taking the words of José Steinsleger referring to events in Egypt, valid throughout the process that occurs today in much of the Arab world: "Is [there] a pre-revolutionary situation? Anarchists oppose the authoritarian solution; Socialists held their breath democratic uprising, the Communists think if the conditions are ripe, the Trotskyists agitate the program nationalists evoke the dignity of other times, the Liberals and Conservatives reviewed the pages of "The Leopard", and dream of the religious revival of Islam. " What this is really all this volcano?
The readings are diverse, even antithetical, and still can not predict where it will fire for the process. But definitely something is moving. Moves .... A lot! All this shows that the world's problems, the basic problems of civilization that produced this nonsense in which we live where it matters more machine than a human life, all that is what the old foundation Marx vehemently denounced 150 years ago.
Actually it is not "predict" what will happen to this wave of protests that set in motion the Arab peoples, it is important to support them as time, privileged perhaps in history. Support, and if you see that this is a step towards social transformation towards higher levels of justice, take it as their own, although not specifically belong to the Arab world. In any case, this can be a battle over a much broader struggle, more universal, not just the Arabs of course. In this case we are all Arabs, we are all in Tahrir Square in Cairo, we all part of the volcano has awakened.
But well worth taking this trip that began in the Arab world as a reminder that beyond the phenomenal media management distraction that confronts us with other problems, no doubt important, but less in short (daily crime, fees corruption, the "bad government"), class struggles are not dead.
3 comentarios:
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